11.12.06

 
¿Tiene el espíritu de la Navidad tarjeta de crédito?

En nuestras cada vez más ajetreadas vidas, llenas de responsabilidades y, paradójicamente, con cada vez menos tiempo libre, la Navidad se cruza ante nosotros, como un conjunto de responsabilidades a cumplir: comidas familiares, felicitaciones a enviar y sobretodo, la compra de regalos a amigos, familiares y especialmente a nuestros hijos, sobrinos, ahijados…. Los juguetes están estos meses en el orden del día de nuestras conversaciones. La televisión emite continuamente anuncios, los escaparates nos los muestran a rebosar, recibimos numerosos catálogos en casa... Sin olvidar que nuestros niños y niñas, a la que aprenden a señalar –y no digamos a hablar- piden, piden y piden. Lo piden casi todo.

Si nos dejamos llevar por los deseos que nos despierta la publicidad y la tendencia consumista, podemos pasar de recrear una atmósfera de ilusión, fantasía y seguridad, a vivir un torbellino de consumo, activismo y estrés.

En este torbellino, es fácil acabar haciendo multitud de regalos como muestra de nuestro cariño y dedicación, creando sin desearlo unos niños hiperregalados, tal y como los define Cristina Ramírez Roa, profesora del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Barcelona, a los que trasmitimos el ideal consumista de cuanto más mejor.

Sin embargo, debemos considerar que los padres excesivamente generosos desconciertan a los niños. Si convenimos que educar no sólo es acompañar, sino también corregir y contrariar (y contrariarse), observamos que en estas fechas, a menudo, renunciamos a la vocación de intentar que los niños se esfuercen y caemos en la trampa de bajar la guardia y ceder a todos sus caprichos.

La entrega de regalos puede ser una simple acción de desenvolver paquetes, o la podemos convertir en una aventura fascinante que haga de todo su proceso, un juego apasionante, convirtiéndose en algo especial, feliz y significativo. Las ilusiones y el cariño no son proporcionales al numero de regalos sino, más bien, a la forma en como se ofrecen y reciben.

La puesta del calcetín, la comida para renos y camellos, hacer y entregar la carta a los pajes del rey, ir a ver la cabalgata, etc. son solo pequeñas acciones que fomentan en nuestros hijos una mayor ilusión y valoración de los regalos recibidos, basándolos en la magia vivida y en su pequeño esfuerzo personal.

Decálogo para el consumo responsable de juguetes

1. Escojamos los juguetes pensando en las criaturas que los van a recibir: sus gustos, sus aficiones, sus necesidades, sin confundirnos con sus caprichos, ni con nuestros gustos e ilusiones.

2. Aquellos juguetes tan deseados por nosotros de pequeños, no tienen por que ser deseados por nuestros hijos. ¿Por qué no nos regalamos nuestro propio juego o juguete y lo compartimos con ellos? Disfrutaremos como críos, seguro que nos hemos portado bien y nos lo merecemos.

3. Antes de ir de compras deberíamos respondernos a tres preguntas: , sin olvidar que los juguetes se regalan, no se imponen. No nos adelantemos a regalar. Hagamos que deseen el regalo, que lo esperen pacientemente, enseñándoles así a aplazar el deseo.

4. Los niños y niñas cambian de idea continuamente, a menudo influidos por la televisión. Lo que les encanta hoy, mañana ni lo recuerdan. Valoremos pues nosotros que es aquello con lo que realmente van a disfrutar. Aquellos juguetes con los que van a pasar buenos y alegres ratos.

5. Antes de escoger un juguete confirmemos que es adecuado a la edad del niño o la niña a la que se lo vamos a regalar. Observemos la información del envase y valoremos sus habilidades y madurez.

6. Esforcémonos en no confundir el precio del regalo con su valor. El precio es la parte económica y su valor es la parte moral, emocional, afectiva y lúdica. Una sencilla y barata pelota, una varita mágica, un casco de bomberos… pueden ser de un enorme valor para un niño o una niña.

7. Valoremos todos aquellos juguetes estimuladores del crecimiento (motriz, cognitivo, afectivo o social), que propongan un reto, superación, afán de conquista. Aquellos juguetes que despierten las ganas de… mirar, tocar, reconocer, soñar, reír, descubrir, explorar, imaginar, abrazar, saber, crear, pensar, correr, saltar, aprender…

8. Escojamos juguetes de calidad. Sencillos, atractivos y bien hechos y sobre todo seguros. Comprobemos que muestran la marca CE así como un correcto etiquetaje. Leamos detenidamente las instrucciones y las correspondientes advertencias.

9. Regalemos con moderación. No tiremos la casa por la ventana ni les convirtamos en niños hiperregalados. Si regalamos continuamente cosas a nuestros hijos acabaremos frustrándoles porque pensarán que es muy fácil obtener todo lo que quieren, sin haber elaborado defensas para cuando no puedan conseguir aquello que quieran.

10. No olvidemos que el mejor regalo que podemos ofrecerles, el más deseado por las criaturas, es sin duda, nuestro tiempo. Dediquémosles mucho y de calidad. Disfrutemos de ellos y con ellos. Aprenderán muchas cosas valiosas como personas y nosotros también.

Algunos consejos para educar en el consumo responsable

Escribir la carta a los Reyes Magos puede ser un momento ideal para transmitir a nuestros hijos valores positivos y pro-sociales. Antes de empezar a escribirla, nos puede ayudar hablar con ellos sobre la figura de los Reyes de Oriente o de Papa Noel –explicarles las historias como un cuento- y hacerles reparar en la magia que supone que, en una sola noche, puedan llegar a las casas de todos los niños y niñas del mundo. Eso favorecerá que comprendan porque debemos esforzarnos en facilitarles la tarea y que seguro que les va a resultar imposible traer todo lo que deseamos, aunque se los pidamos en nuestra carta.

-Para ayudarles a escoger los juguetes será de gran ayuda que veamos de vez en cuando los anuncios de televisión con ellos, miremos los catálogos, comparemos, vayamos a tiendas especializadas a ver los juguetes que les gustan, y a descubrir otros que no aparecen en los catálogos y no nos los enseñan en la televisión. Los niños solo pueden pedir aquellos juguetes que conocen y si su única fuente de información es la televisión y los catálogos, su carta podrá ser larga, pero seguramente muy limitada.

-Antes de ponernos a escribir la carta, debemos saber que juguetes vamos a pedir entre todos los que nos gustan y deseamos… Ha llegado el difícil momento de escoger. Debemos ayudarles a decidir cuáles pedir y a cuáles renunciar. Los reyes agradecerán cartas no muy largas y por si acaso se cansan de leer… o no les llegan los juguetes para todos los niños… más vale poner los que más deseados los primeros, ya que si acaban trayendo dos o tres juguetes… ¡seguro que los aciertan!!! Hay que ir con cuidado con el exceso y fomentar la variedad.

-Ahora ya podemos escribir la carta, y lo haremos evitando que se convierta únicamente en una lista de juguetes. A los reyes y a papa Noel les gusta que les expliquemos cosas. Se debe escribir con buena letra, cuidando no cometer faltas, facilitando así la lectura a Sus Majestades. Mientras lo hacemos, estaremos educándoles en valores tan fundamentales como la generosidad o la preocupación por los demás.

-Si como adultos también escribimos nuestra carta, compartimos con los niños nuestra coherencia, ya que comprobaran como tampoco pedimos muchas cosas y nos conformamos con lo que finalmente nos traen los Reyes Magos.

Aprovechemos este momento, pues, para disfrutar haciéndoles vivir una verdadera Navidad mágica, que haga que para ellos estas sean unas fechas de felicidad e ilusión, vivencias estas, que no se compran en ninguna tienda.

Imma Marín. Presidenta de IPA España (Asociación Internacional por el Derecho de Niños y Niñas a Jugar), y directora de Marinva

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